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La manipulación y el sometimiento del poder judicial al poder político


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Colombia se encuentra sumergida en una profunda crisis gubernamental que tiene sus raíces en varios factores interrelacionados como el incremento de la corrupción, el narcotráfico y la cooptación de la justicia. Esta situación está generando un clima de desconfianza y descontento generalizado entre la población, afectando gravemente la gobernabilidad del país. El gobierno del cambio es permanentemente acusado por la prensa corporativa de corrupción y no ha estado exento de haberse dejado permear por las mafias políticas y el narcotráfico que es lo que por décadas ha gobernado a Colombia y que muy fácilmente a falta de decencia política son frágiles ante el poder de los que han vivido exprimiendo el erario.


El talante del presidente Petro, posee una cualidad notable: cuanto más lo ataca la oposición y más intenta debilitarlo, la oposición experimenta un efecto bumerán. Estas acusaciones no solo se han dirigido al gobierno actual, sino que también han puesto a la oposición bajo el escrutinio público. Conforme avanzan las investigaciones, emergerá una compleja red de corrupción que involucra a ambos extremos del espectro político.


La oposición siente un gran temor y pánico ante el gobierno socialdemócrata de Gustavo Petro, principalmente porque está luchando con firmeza contra las mafias y el narcotráfico. Por ello, a través de la propaganda, la descalificación y las suposiciones, tratan de convencer a la ciudadanía de que este gobierno es igual a los anteriores, utilizando la palabra corrupción como eslogan para inculpar al gobierno de todos los males.


En un entorno crispado las acusaciones y la polémica son el pan de cada día, Gustavo Petro, el presidente de Colombia, ha demostrado ser un estratega audaz y calculador. Aquellos que denominaron "circo" al consejo de ministros han subestimado el nivel de planificación detrás de cada movimiento. Mencionar a alias "Papá Pitufo" no fue una improvisación, sino una táctica bien pensada.


El presidente ha mostrado su capacidad para poner a prueba a sus ministros y en especial a la justicia colombiana, evaluando hasta qué punto está cooptada y su disposición para llevar a cabo investigaciones transparentes. En un acto de audacia, ha pedido que se investigue la entrada de dineros sucios en su campaña política, defendiendo a su asesor presidencial y abriendo la caja de Pandora. Ha lanzado el desafío a la justicia para que, si se atreve, actúe y de paso investigue a cuatro gobiernos anteriores marcados por la corrupción, el narcotráfico y la violencia.


Este presidente ha comenzado un proceso de cambios estratégicos en su gobierno, con el objetivo de asegurar el triunfo del progresismo en las elecciones de 2026. Ningún gobierno anterior ha mostrado tanto valor ni se ha atrevido a tanto como Petro. Mientras la oposición tiene a un capataz como líder, Petro se erige como un gran estratega político, dispuesto a seguir liderando el país hasta el 2026, si no atentan contra su vida antes de culminar su periodo.


A pesar de las investigaciones que, según la prensa, podrían involucrar a su hermano por recomendaciones hechas bajo alias "Papá Pitufo", Petro sigue adelante con su agenda. Su capacidad para maniobrar en este complejo escenario político demuestra que su liderazgo y tácticas están diseñados no solo para enfrentar los retos del presente, sino para construir un futuro más justo y progresista para Colombia.


Dicho lo anterior, el presidente sabe, qué, la derecha colombiana en cabeza del expresidente Álvaro Uribe Vélez, entendió muy bien la agenda propuesta en la primera cumbre de las Américas, en 1994, realizada en Miami, para aplicarla, la cual, le permitió durante dos décadas transformar la política colombiana, cuyo objetivo principal era crear nuevas áreas en la fiscalía, cooptar el poder judicial y la policía nacional, e infiltrar a los opositores. Todo a favor de una gran estructura inmune, que beneficia a sus principales lideres de su partido político, narcotraficantes, empresarios, y medios de comunicación.

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El eslabón más débil de la cadena es el que va a la cárcel, los funcionarios públicos, senadores y representantes que han estado en la cárcel es el resultado de acomodar la estructura, que se logra consolidar con el gobierno de Duque.


La prensa manipula, desprestigia y controla, para someter al poder judicial al poder político y convertirla en política de control social acompañado de represión crea un proceso social inconsciente que afecta profundamente al país. La lucha contra la manipulación del poder no es fácil, pero es esencial para garantizar la justicia, la equidad y la verdad en nuestro país.


Lamentablemente, las fuerzas progresistas, las fuerzas populares, la izquierda tardaron mucho para darse cuenta de este fenómeno, no se prepararon, en algunos casos sin darse cuenta, incluso lo ayudaron a arraigarlo. Es crucial que estas fuerzas se preparen y actúen de manera coordinada para contrarrestar la manipulación mediática y defender la independencia del poder judicial.


El miedo, desplazamientos y masacres, recientemente es un indicador de quienes son los verdaderos autores intelectuales de estas violaciones sistemáticas de los derechos humanos. En el Catatumbo, el Cauca, Chocó, las guerrillas nada revolucionarias son traquetos que utilizan los mismos métodos de intimidación de sus aliados el clan del golfo. Que no son otra cosa que instrumentos financiados por la CIA, respaldados por la dirigencia política en las regiones, cimentada en el poder con el narcotráfico por décadas y que ven a Colombia como su finca, para controlar al ciudadano que quiere vivir en paz y dignamente.


La derecha también impulsa un proyecto más amplio, el de erosionar progresivamente los cimientos de la propia región: no solo dañando la economía y bloqueando cadenas de suministro cruciales, sino también separando familias, creando nuevas fracturas sociales y desestabilizando continuamente al resto del país con la amenaza de un nuevo desplazamiento masivo.


El presidente juega duro y a varias bandas. Muchos colombianos no tenían la dimensión real de la corrupción en el país. Y quienes han estado detrás de esas empresas críminales.


Colombia necesita redoblar sus esfuerzos en la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y la cooptación de la justicia, así como promover una reforma integral de sus instituciones. La falta de voluntad política y la resistencia de ciertos sectores a las reformas han impedido avances significativos.


Solo a través de un esfuerzo colectivo y una verdadera voluntad de cambio, Colombia podrá superar este reto y construir un futuro más transparente y justo para todos.


Por. Edvards Mercado



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